Los jefes de inteligencia de Estados Unidos e Israel y el primer ministro de Qatar se reunieron en El Cairo, la capital de Egipto, «para discutir una tregua en Gaza», informaron medios locales.
El director de la CIA, William Burns; el jefe del servicio de inteligencia israelí Mosad, David Barnea; y el premier qatarí Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani se entrevistaron también con funcionarios egipcios, dijo el canal de noticias local Al-Qahera News.
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ordenó recientemente a su Ejército preparar una ofensiva sobre la ciudad de Rafah, junta a la frontera con Egipto.
Allí se concentran 1,4 millones de palestinos, según la ONU, más de la mitad de la población total del territorio, la mayoría personas que huyeron de sus casas durante la ofensiva lanzada hace cuatro meses por Israel contra el movimiento islamista Hamas.
Netanyahu reiteró su determinación de continuar con la presión militar «hasta la victoria completa» contra Hamas, del cual Rafah es el «último bastión», y de liberar a «todos nuestros rehenes».
Este lunes, dos rehenes israelíes-argentinos fueron rescatados en Rafah durante una operación nocturna acompañada de bombardeos que mataron a un centenar de personas, según las autoridades del movimiento islamista palestino, en el poder en Gaza desde 2007.
El Ejército israelí anunció este martes la muerte de otros tres soldados en los combates en la Franja de Gaza, elevando a 232 el número de soldados israelíes caídos desde el inicio de la operación terrestre, el 27 de octubre, luego de tres semanas de ataques aéreos.
En los últimos días, el Ejército concentra sus operaciones en la ciudad de Khan Yunis, a pocos kilómetros al norte de Rafah, donde dijo que había matado a 30 milicianos en las últimas horas.
Estados Unidos, principal aliado de Israel, se opone a una operación a gran escala sin solución para los civiles atrapados en la frontera cerrada con Egipto en el extremo sur del territorio.
El presidente estadounidense, Joe Biden, exigió a las fuerzas israelíes un plan «creíble» para salvar a los civiles en Rafah, «expuestos y vulnerables», durante una reunión en la Casa Blanca con el rey Abdullah II de Jordania.
Por su parte, China pidió a Israel que detenga «lo antes posible» su operación militar en Rafah, para «evitar una catástrofe humanitaria aún más grave».
Y el jefe jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (Unrwa), Philippe Lazzarini, reiteró que desmantelar esta agencia, criticada por la presunta implicación de algunos de sus miembros en el ataque del 7 de octubre, sería «un desastre».
La guerra fue desencadenada el 7 de octubre por un ataque sin precedentes de comandos de Hamas en el sur de Israel, en el que fueron asesinadas unas 1.200 personas, la mayoría de ellos civiles.
Los milicianos de Hamas, además, se llevaron consigo de rehenes a Gaza a 240 personas, incluyendo una veintena de argentinos.
Hamas dijo que cometió su ataque en venganza por décadas de ocupación militar ilegal de Palestina.
En represalia, el Gobierno israelí ha prometido «aniquilar» a Hamas.
La ofensiva israelí ha dejado 28.473 palestinos muertos y más de 67.000 heridos en la Franja de Gaza, la gran mayoría civiles, según el Ministerio de Salud local.
Según Israel, 130 rehenes siguen en Gaza, de los cuales se cree que murieron 29.
En noviembre pasado, una tregua de una semana mediada por Estados Unidos, Qatar y Egipto permitió la liberación de 105 rehenes a cambio de 240 mujeres y adolescentes palestinos presos por Israel.
Ante los temores internacionales de una gran ofensiva militar, Netanyahu dijo el domingo que Israel abriría a la población «un paso seguro» para salir de Rafah, sin especificar a qué destino.
«¿Dónde? ¿En la Luna?», respondió el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, en Bruselas.
Muchas familias palestinas que ya han sido desplazadas varias veces y temen tener que mudarse de nuevo, comenzaron a desmantelar este martes sus tiendas de campaña en Rafah y a recoger sus pertenencias.
«Huimos del norte sin nada, luego fuimos a Khan Yunis sin nada», dijo Ismail Joundiyah, uno de los desplazados, a la agencia de noticias AFP. «Esta vez, queremos estar listos», añadió.
Alrededor de 1,7 millones de personas, según la ONU, de un total de 2,4 millones de habitantes, han huido de sus hogares desde el 7 de octubre en el territorio palestino, asediado por Israel y sumido en una gran crisis humanitaria.
Rafah, ahora un gigantesco campamento, es el principal punto de entrada de ayuda humanitaria, insuficiente para atender las necesidades de la población que vive en «condiciones cercanas a la hambruna», según el Programa Mundial de Alimentos (PMA).